Los ruidos intensos y prolongados en el tiempo, como los que se producen durante las tradicionales fiestas de las Fallas, pueden provocar problemas auditivos a la población, ya que pueden llegar a duplicar los niveles recomendados por la Organización Mundial de la Salud.
El Dr. Carlos Barajas del Rosal, otorrinolaringólogo y director de la Clínica Barajas del Rosal recomienda a las personas con problemas auditivos previos que tengan especial cuidado, ya que su oído interno puede sufrir más que los demás. “Sería bueno que protegieran sus oídos con tapones o con algodón para disminuir la entrada de ruido y evitar una lesión mayor”, afirma el Dr. Barajas.
La cadena de huesecillos (martillo, yunque y estribo), ubicada en el oído medio, es la responsable de transmitir los sonidos y de protegernos de las agresiones auditivas externas. Para ello aumenta su rigidez y se hace menos vibrátil, defendiéndonos de los sonidos más fuertes. “Es fácil poner rígida la cadena de hueso óticos, solo hay que tensar los músculos faciales, por ejemplo, frunciendo el ceño, cerrando los ojos con fuerza o abriendo la boca” asegura el director de la Clínica Barajas del Rosal. También advierte de que hay que tener mucho cuidado con los ruidos que no esperamos, como por ejemplo los petardos que se tiran por la calle, ya que nos impiden reaccionar a tiempo pudiendo ocasionar un traumatismo sonoro con pérdida de audición.
La pérdida de audición puede ser crónica y presentar distintos grados de hipoacusia, o bien momentánea, restableciéndose posteriormente con un tratamiento específico. Los síntomas de que se ha producido una lesión son, entre otros, dolor de oídos, escuchar sonidos o zumbidos que no provienen de ninguna parte (los conocidos como acúfenos o tinnitus), imposibilidad de escuchar tonos muy altos o bajos, dificultad para entender a las personas que nos hablan y, en algunos casos si la pérdida auditiva es muy alta, también mareos. Ante la presencia de alguno de estos síntomas es recomendable acudir a un especialista para una valoración.
Además, una exposición prolongada a ruidos altos puede afectar al sistema nervioso central ocasionando ansiedad, irritabilidad, pérdida de concentración y alteraciones en el sueño, ya sea dificultad para dormir o tener una mala calidad de sueño.
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